El cambio de gobierno nacional abrió varios interrogantes sobre el funcionamiento de las empresas públicas y sus empleados, entre ellas la Fábrica Militar. El Informante trae algunas novedades sobre el tema.
Cronista: Dicen por ahí que el director de la Fábrica Militar, “Pecho” López, presentó la renuncia.
Informante: Sí, como debe ser ante el cambio de autoridades. Es un puesto político.
C: Y dicen también que no se la aceptaron.
I: Jaja, es una formalidad. Sabe quién no se la aceptó, otro muchacho que tiene que renunciar también y se quiere queda según parece.
C: ¿Quién es?
I: El presidente de Fabricaciones Militares SE. Un tal Durigón que maneja una estructura gigantesca desde Buenos Aires. Se ve venir el ajuste ahí.
C: Fabricaciones Militares “afuera!”, como dice el presidente Milei.
I: Está gracioso usted. Ese afuera es ni más ni menos que equilibrar el gasto, y esa empresa es una máquina de gastar y de cobijar militantes.
C: Dice el director saliente que la deja con superávit.
I: Otra vez me causa gracia. Puede ser la planta de Río Tercero que se sostiene con las superfacturaciones de la producción química, cuyos productos los compra el sector privado, de lo contrario no sé qué harían. Pero no todo el complejo, no lo creo.
C: ¿Quiere decir que es caro sostenerla?
I: Qué le parece. Haga este ejercicio y piense en lo que le voy a decir. Cada vez que una persona compra un paquete de arroz, por ejemplo, está pagando esos gastos con el IVA que le descuentan. Es así.
C: ¿Y la gente se da cuenta?
I: Creo que no lo asimila. Pero creo que hay un cambio de época y la gente ya no se banca más mantener empresas y empleados que no se dan ningún servicio.
C: Dicen también que los empleados ingresaron por concurso.
I: Por favor. No me haga hablar de la cantidad de gente que “trabaja” allí y de su función y rendimiento.
C: ¿Hay que privatizar?
I: Sin dudas. Pero una privatización seria, razonable. Creo que la pasan a Sociedad Anónima para poder venderla.
