ESCENARIO. Ahora el ajuste, pero mientras tanto, las reformas

Esta semana se conocieron las primeras medidas de ajuste del gobierno del presidente Javier Milei, varias veces anticipadas por el propio mandatario en la campaña electoral y en la asunción al cargo ejecutivo. Todas ellas forman parte de un paquete de emergencia para “sincerar” la economía, largamente golpeada por los últimos gobiernos kirchneristas.

 

Las decisiones económicas, a grandes rasgos, implicaron una fuerte suba del precio de los combustibles, devaluación de más del 100% al llevar el precio del dólar oficial a 800 pesos, quita de subsidios a las tarifas de los servicios públicos y transporte, suspensión de la pauta publicitaria con los medios de prensa, aumento de las retenciones a las exportaciones agropecuarias y del impuesto país, achique del Estado, privatización o cierre de las empresas públicas, eliminación de miles de contratados ñoquis, y reinstauración del Impuesto a las Ganancias para los asalariados, entre otras.

 

El objetivo de shock es bajar drásticamente del déficit fiscal. Es decir la causa de la monumental emisión de pesos sin respaldo, que generan y generarán por algunos meses, alta inflación. Este aumento de todos los precios es alarmante. Y la responsabilidad es sin dudas del saliente gobierno K que se acaba de ir por la ventana: El despilfarro de los recursos, el plan “platita” que tanto daño ha hecho.

 

Ahora debemos enfrentar “sangre, sudor y lágrimas”, como dejó plasmado el primer ministro británico Winston Churchill para enfrentar al nazismo en la Segunda Guerra Mundial. La diferencia es que luego de esa propuesta, llegó la prosperidad a Europa, no sin trabajo y esfuerzo. En Argentina es todo incertidumbre. Por ahora nada garantiza que nos asomemos a un panorama mejor luego del ajuste, que casi todos coinciden es muy necesario para evitar la catástrofe final.

 

Por esa razón es muy importante que a la par de las medidas de austeridad, el Estado nacional imponga profundas y necesarias reformas estructurales para dinamizar la economía y la inversión. Cambios que vayan a combatir de raíz las trabas y obstáculos que se acumularon, como capas geológicas, en la estructura económica y social del país. Entre ellos está modificar la burocracia del Estado, la presión impositiva en todos los niveles; avanzar en una amplia reforma laboral suspendiendo los convenios colectivos de trabajo y avalando los contratos flexibles por empresa; y liberando por completo las exportaciones. Allí radica la esperanza del pueblo y de la mayoría que votó a Milei: en Río Tercero 75% en la segunda vuelta. Una mayoría abrumadora que espera no ser defraudada con el cambio de época prometido.