ESCENARIO. El país de la decadencia vs. el país del futuro y del desarrollo

El paro nacional convocado por la Confederación General del Trabajo, que se desarrolló con movilización el miércoles de esta semana, fue un fracaso desde todo punto de vista. La actividad prácticamente no fue resentida: miles pararon, millones trabajaron, lo que demuestra que la huelga en sí misma es una práctica anacrónica y desactualizada.

 

La CGT, los partidos de izquierda y algunas de las organizaciones sociales, mostraron su poder de movilización, pero no fue lo esperado por los dirigentes sindicales. La plaza de los dos congresos tuvo picos de ocupación de no más de 40 mil personas, y todas o la gran mayoría provenían del gremio de Camioneros que conduce Pablo Moyano, y del sector estatal. Justamente este último al que apunta el ajuste y el reordenamiento del Estado.

 

La prueba de fuego de la CGT para “frenar” las reformas del presidente Javier Milei, que votó el 56% de la población, harta de la casta política y sindical, fue paupérrima. Daer y Moyano fueron los oradores en el acto, para la alegría del gobierno de Milei que ven en ambos la cara más elocuente de la decadencia y la mafia sindical. Sus discursos fueron patéticos e intelectualmente básicos. Algunas de las frases rozaron el delito, como cuando el matón de Moyano amenazó con tirar al cauce del Riachuelo al ministro de Economía Luis Caputo. Estos personajes, que manejan autos de alta gama y viven en mansiones, no defienden los derechos de los trabajadores, sino sus propios privilegios, amenazados por el decreto presidencial de necesidad y urgencia, y la ley ómnibus, dos instrumentos revolucionarios para sacar al país del atraso. En ambos, en lo que concierne a los sindicatos, se plantea una reforma laboral y “ataca” las cajas de los gremios en favor de los trabajadores. 

 

El paro y sus defensores dejaron como evidencia, para la Argentina del trabajo y del progreso, dónde está el pasado y dónde está el futuro. Los dos países: el que atrasa 80 años y el que podemos construir mirando al mundo civilizado. Es el desafío.

 

En Río Tercero tuvimos una pequeña muestra de ese escenario. El paro y la movilización tuvo su repercusión en un minúsculo grupo de trabajadores de Fabricaciones Militares, a quienes se le sumaron algunos referentes sociales muy minoritarios. Nuevamente el estado. La marcha se desarrolló por las calles céntricas de Río Tercero hasta la plaza San Martín, sin apoyo comunitario. Allí hablaron los referentes de ATE, planteando un país del pasado, que ya está siendo modificado por el cambio de época en desarrollo.

 

Ahora la pelota está en la cancha de los legisladores, diputados y senadores que deben aprobar las leyes que Milei necesita para el plan de gobierno prometido en campaña. 

 

Deben los diputados y senadores dejar de lado sus intereses, concentrarse en lo que votó la gente, en los recursos que el país necesita, y evitar las pavadas plasmadas en retóricas irrisorias. La Argentina los estará observando y no deben olvidarse que el castigo electoral llega tarde o temprano.