ESCENARIO. Las prioridades que la política debe tener en cuenta

El Concejo Deliberante de Río Tercero ha lanzado una amplia convocatoria para reconocer a las mujeres descatadas de la ciudad, a través del denominado Premio Zoila. El objetivo del galardón es muy loable, la oportunidad en que se realiza por el contrario, no lo es. El mecanismo del “Zoila” es muy simple. Se invita a las instituciones y particulares a postular candidatas, es decir mujeres que hayan sobresalido en el año en sus actividades, ya sean estas sociales, comunitarias, institucionales, o empresariales.

 

La ordenanza que instituyó el premio dice: “Resulta oportuno destacar a aquellas mujeres de la ciudad cuyos esfuerzos nos enriquecen como comunidad y que se han distinguido en los más diversos campos del quehacer social, y que representan un ejemplo de esperanza y coherencia para todos”. El nombre Zoila fue inspirado en Zoila Acuña de Marín Maroto, la única hija del fundador de Río Tercero. Es el Concejo Deliberante el que luego oficia de “jurado” y define la nómina de mujeres destacadas, cuyo reconocimiento se entregará en el marco del Día Internacional de la Mujer. Este sería el tercer año del premio. 

 

Ahora bien, reafirmando esto, es cuestionable que nuestros concejales emprendan una tarea de este tipo, dentro de la profunda crisis económica y social que vive nuestra ciudad y el país. Argentina atraviesa momentos decisivos y los vecinos no la están pasando bien. No es ninguna novedad que se ha incrementado exponencialmente la demanda social y que el deterioro del poder adquisitivo por las necesarias medidas de ajuste implementadas, requiere de una red de contención. Requiere del trabajo y de la atenta predisposición de nuestros gobernantes. De la extrema precaución que deben tener en el manejo de los fondos públicos.

 

Dicho esto, eventos o acontecimientos como la entrega de este tipo de premios, no son, de ninguna manera, prioridad. Porque los concejales pierden un valioso tiempo, que deben insumir en otros asuntos más apremiantes. Porque además disponen de gastos innecesarios en esta época. La ciudad tiene innumerables problemas, coyunturales y de fondo, y la demanda social e institucional es que los concejales trabajen en ello, haciendo honor a sus cargos y sueldo: son unos de los mejores pagos del interior provincial.

 

Deben mejorar, en consecuencia, el nivel de desempeño, y eficientizar la calidad de las sesiones que duran cinco o diez minutos, una sola vez por semana, con temarios paupérrimos. Van a contramano del cambio cultural y político que se ha impuesto en el país, surgido del hartazgo de la gente a la clase política. No tiren de la cuerda, porque tarde o temprano se rompe.

 

Asuman que son representantes y “empleados” de los vecinos. Rindan cuentas. Menos homenajes y premios y más acción.