
La reinstalación desde el 1 de abril del “servicio” de estacionamiento medido en el centro de Río Tercero, anunciado en algunos medios por el secretario de Gobierno municipal, Juan Bonzano, es una medida polémica. Desde el sector comercial de la ciudad la califican como inoportuna en un escenario de altísima recesión económica, con impacto directo sobre el bolsillo de la gente.
Fue la presidenta del Centro Comercial e Industrial, Claudiana Gabaglio, quien expuso en alguna radio la preocupación del sector mercantil por las limitaciones que habrá para estacionar los vehículos en las principales arterias céntricas, donde se concentra el mayor volumen de ventas de la ciudad.
Temen, en ese sentido, que la aplicación del estacionamiento medido, que fracasó en varias oportunidades, contribuya a aumentar la retracción comercial, “despoblando” el centro y logrando una menor circulación como ya sucedió.
Los vecinos de Río Tercero tiene como costumbre estacionar los vehículos lo más cerca posible de los locales comerciales de destino. Con lo cual, para que el estacionamiento medido funcione y no sea nocivo para la actividad económica en general, se requiere de un cambio cultural muy difícil de lograr. El área afectada por el sistema es la de mayor actividad, pero deja opciones de estacionamiento gratuito a muy escasas cuadras para movilizarse caminando. Parece simple pero no lo es analizando la idiosincrasia del riotercerense.
Ahora bien, el Centro Comercial plantea que no es el momento de sumar una carga más, aunque sea para un fin noble, como lo es el apoyo a clubes e instituciones, ya que una parte de lo recaudado tendrá ese destino.
El comercio ha sufrido una baja muy importante en los niveles de venta, con costos en aumento. Muchos de ellos están en una situación casi terminal: necesitan de todas las herramientas disponibles para sobrevivir y continuar en actividad. No se va a lograr si en lugar de incentivos se agregan obstáculos.
En sus varias declaraciones, Bonzano explica que el estacionamiento controlado se podrá activar desde una aplicación móvil a descargar en el teléfono. Que debe ser previamente cargada con dinero para pagar los 200 pesos que costará la hora. Que si no se desea usar el instrumento digital habrá kioscos adheridos donde se podrán comprar horas de estacionamiento “cargando” los datos de la patente del auto. Y que el mecanismo prevé unos 15 minutos libres de estacionamiento sin costo para retirar alguna mercadería o realizar un trámite breve. Todo bien y correcto. El sistema es un avance para lograr además que efectivamente haya lugares para estacionar, descomprimiendo el área céntrica, siempre saturada de autos y motos. Pero su reinstalación no es oportuna.