
Cada oportunidad y cada resquicio que aparece, es utilizado siempre por grupos, entidades, organizaciones y personajes ideologizados, para imponer su verdad de ciertos y determinados hechos. Sucede todo el tiempo con una larga lista de acontecimientos. Ocurrió el pasado 24 de marzo en el país, cuando Argentina debió conmemorar el nefasto y sangriento golpe militar de 1976 de manera institucional. No fue así, y no lo es desde hace varios años, a partir de la cooptación política que el kirchnerismo y la izquierda hicieron de los derechos humanos.
En Río Tercero se vio plasmado de manera muy nítida. El breve acto se realizó en la plazoleta de la Memoria ubicada en predios del ferrocarril, en la esquina del cruce Malvinas Argentinas y Acuña.
La delegación local de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH), integrada por actores sociales profundamente identificados con ideas de izquierda, fue la organizadora del encuentro, en el que se desplegaron los pañuelos de la agrupación Madres de Plaza de Mayo. Y se recordaron a los desaparecidos riotercerenses víctimas de la dictadura y de los violentos años previos.
Al margen de la presencia institucional de las autoridades políticas, estuvieron representadas las escuelas de la ciudad y no mucho más. Fue una movida pequeña a la luz de las masivas movilizaciones sucedidas en la ciudad de Córdoba y Buenos Aires. Lo que desnuda el escasísimo margen de representatividad que tales organismos tienen, al menos en Río Tercero, con un discurso sesgado y contrario a la nueva era nacional.
La crítica social no termina allí. La APDH y sus integrantes tienen todo el derecho a expresarse con libertad, siempre y cuando no violen a ley y las buenas costumbres, y lo hagan en actos abiertos y voluntarios. Donde ninguno se sienta obligado a permanecer y escucharlos.
Nadie puede defender el falso derecho de imponer una cierta ideología e intentar maniobras de adoctrinamiento en las escuelas. En primer lugar porque son espacios de enseñanza y aprendizaje de temáticas curriculares que deben formar al individuo para las profesiones y el trabajo. En segundo lugar porque el mensaje está dirigido a menores de edad, y debe estar supervisado por los padres. Y en un tercer escalón, porque la orientación política, partidaria o ideológica de docentes, actores culturales y sociales, no debe interferir de ninguna manera en la formación temprana de niños y adolescentes.
Sin embargo, en el contexto del recordatorio por el 24 de marzo, algunos personajes lograron colarse en algunas escuelas (una en particular), y hablar ante los chicos, desarrollando contenidos conceptuales sesgados. Uno de los disertantes, hasta lució una remera con una leyenda detrás del escritor y poeta José Martí, en referencia a los derechos, sin explicar -por ejemplo- que sus ideas fueron la base de inspiración de la Revolución cubana que llevó a los hermanos Castro al poder, y hundió a su población en 60 años de pobreza, aislamiento, decadencia y corrupción. ¿Queremos eso para nuestros hijos? No, por ese motivo, la sociedad debe participar aún más de la vida pública, para no darle lugar a ciertos oportunistas.