
La causa por el fallecimiento del joven Miqueas Érmoli prescribió para dos imputados. El tercero recibió una pena mínima
Una pena mínima y un solo condenado. Ese fue el cierre judicial de la causa por la muerte del joven Miqueas Érmoli.
Miqueas falleció el 31 de marzo de 2016 mientras caminaba por la vereda de la calle Belisario Roldán de barrio Escuela, a metros de la terminal de ómnibus.
La tragedia fue causada por una sucesión de hechos insólitamente lamentables, como si se tratara de una película.
Cables del tendido aéreo de la empresa Telecom que habían caído al suelo al ser embestidos por un colectivo de doble piso, se tensaron minutos después cuando por ese lugar pasó un camión, y violentamente como si se tratara de un latigazo, arrojaron al joven sobre una reja domiciliaria. La mala fortuna hizo que golpeara su cabeza sobre las puntas de las reja y terminara malherido. Fue trasladado de urgencia al Hospital Provincial donde falleció.
Las autoridades municipales de control de entonces, no fueron imputadas. ¿Tenían responsabilidad?
A partir de allí la Justicia avanzó en una causa penal, impulsada por los padres de la víctima (era hijo único). El proceso tuvo varias etapas. Una de las conclusiones fue que los cables estaban más bajos que la altura establecida por las normas.
Luego de varias dilaciones, el expediente fue elevado a juicio, pero luego el Juzgado de Control de Villa María, entendió que el delito culposo había prescripto por el paso del tiempo para dos de los tres imputados. Y los absolvió. Se trata del conductor del ómnibus que chocó los cables, y del responsable de mantenimiento de Telecom, por la altura antirreglamentaria de los cables.
Solo fue condenado el chofer del camión que enganchó los cables que golpearon a Miqueas. ¿Y qué pena recibió? Mínima. Se acordó una probation, es decir una suspensión del juicio a prueba, que es cuando el acusado admite los hechos, en este caso homicidio culposo agravado, y se le ordenan tareas comunitarias.
Las autoridades municipales de control y urbanas de entonces, no fueron imputadas. ¿Tenían responsabilidad? Para la Justicia no, a pesar que debían controlar el ordenamiento urbano, en este caso que el cableado aéreo estuviera a la altura correspondiente.
Además, hubo dudas respecto de la posible infracción vial del colectivo, que por ese porte no debía circular por la Belisario Roldán para dirigirse a la terminal, por tratarse de una calle muy angosta y transitada. Más allá que las prescripciones fueron apeladas, la sensación de impunidad queda latente en la familia y los amigos de Miqueas.