Las ventas caen en picada en los pequeños comercios de barrio, que deben ahora competir

Para la Cámara de Comercio Barrial la inflación en productos alimenticios sigue en alza al igual que los costos fijos

Stock. No es conveniente en este panorama tener mercadería “parada” por sus altos precios

Se acabó la “plata fácil”. La recesión impuesta para bajar la inflación ha traído además un profundo cambio cultural y de costumbres. Ese cambio se ve en los hábitos de consumo, dentro del cual las familias miden sus gastos al milímetro.

 

De allí surge, sin dudas, la baja en las ventas que están experimentando los pequeños comercios de barrio: despensas y kioscos. Se ubican en el segmento de locales que deben ahora competir, con precios más bajos y mejores productos. La regla básica de la economía de mercado.

 

Carlos Lucero, representante de la Cámara de Comercios Barriales, ofreció esta semana un panorama de la real situación que atraviesan. Hay que destacar que si bien los precios de algunos alimentos están en baja o estancados, sigue siendo alto el impacto del costo de las tarifas de servicios, impuestos, tasas y alquileres.

 

“Seguimos remándola. Con esta situación todavía no se reacomoda la problemática inflacionaria”, dice Lucero en una entrevista radial. 

 

De todos modos, afirma Lucero, el comerciante “trata de trabajar y de buscarle la vuelta” para superar los obstáculos.

 

“Se nota una gran caída en las ventas diarias y es preocupante. Sigue un margen de inflación. No el que vimos meses atrás, pero es por la falta de movimiento”, señala el comerciante barrial. 

 

Lucero ensaya en ese argumento, una explicación. La disminución del incremento de precios se debe a la recesión. Si no hay demanda, la oferta cae. Y puede ser correcto.

 

“Los gastos fijos siguen estando y no perdonan”, indica más adelante. 

 

Al contrario de lo que ocurre en las grandes superficies, en el comercio de barrio no han registrado grandes bajas de precios en los productos alimentarios, sí en otros artículos. “Hay que entender que hubo un abuso en los sobreprecios”, reconoce. Las listas de los proveedores llegaban con ajustes todas las semanas, para cumplir con cierta expectativa de un dólar a 2000 pesos, por ejemplo, situación que no ocurrió. “Con esta caída, sin embargo, al producto hay que moverlo, porque el gastos fijos no perdona. Cuando uno tiene estancada mucho tiempo la mercadería por exceso de precio, hay que buscarle la forma para que salga”, explica el comerciante del rubro panadería.

 

“En panificación hemos sufrido en esta semana y la pasada, un aumento del 25% solo en la harina y la levadura”, describe Lucero.